martes, 13 de abril de 2021

FINALISTAS CATEGORÍA B

 LA ÚNICA DUEÑA

-¿Qué ves?
-No estoy segura. Diría que es una planta, pero conociéndote no puede ser tan simple.
-¿Dices eso porque crees que mi mente es un laberinto, o porque tu mente es más laberíntica de lo que crees?
-Ya estamos otra vez. ¿Tanto te cuesta hablar en cristiano?
-¿Tanto te cuesta reconocer que lo normal es lo que más y con más fuerza se repite, y no lo que encierra mayor verdad?
-Qué remedio... Según tú, esto no es lo que aparenta. ¿Es de plástico? ¿De cartón?
-No te quedes en la superficie intentando ir más allá.
-¿Y si el problema es que no me escuchas?
-Lo es.
Tras tanto tiempo, reunió el valor para enfrentarse a la verdad.
-Porque tú eres yo. Y este es el miedo y la inseguridad que yo misma he dejado crecer en mi interior. Lo que alimento con las críticas que lanzo sin compasión a mi reflejo cada vez que me miro en el espejo.
-Entonces córtalo. Y no vuelvas a regarlo. No vuelvas a dejar que nadie te haga dudar de ti misma.
Y cuando despertó, por fin sintió que era la única dueña de su vida y de su cuerpo.

                                 Natalia Rodrigo Hernández 4E4

 

MORRISON

Son las 06:33. El despertador sonará pronto. No he dormido en toda la noche. Ese maldito gato negro arañando la puerta. No sé qué querrá conseguir, pero me está poniendo de los nervios.Cada vez que consigo cerrar los ojos, él vuelve a arañar. Una y otra vez, una y otra vez. Ya no puedo más. Cualquier día cometo una locura. A propósito, o no. Eso da igual. Recuerdo exactamente el día que lo adopté. Recuerdo porqué lo adopté. Mi perro, Sparky , murió días antes. Le di...Le di una scooby-galleta en mal estado. Fue triste. Pero días más tarde, un amigo me dijo "Adopta a un gato. No te sentirás solo". "¿Tú crees? Nunca he sido muy de gatos" le respondí. Al final le hice caso. Ya no somos amigos, claro . Y te dirás "Menudo exagerado. Por unos arañazos" ¿¡UNOS ARAÑAZOS!? No son simples arañazos. Y él lo sabe. Él sabe aborrezco el sonido de sus garras contra las puertas y las paredes. Creo que se las está afilando. Prefiero no saber para qué.
Ya son las 06:40. El despertador suena. Al fin. Espero con ganas, que cuando vuelva del
trabajo, ese diablillo haya muerto. No me deshago de él. Hace semanas que no lo alimento.
Pero él sigue ahí. Con mirada impasible, y garras afiladas como estacas. 

                                Juan García Blanco 4E2

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